la luz emerge,
ya las cosas resuenan a plumaje roto
a vitrola sucia que revive
con espectros de Marlene Dietrich
llantos gastados, que ya no son
caricias en tu piel, como en una piedra
rodamos, cada uno con su soledad
abrazados en la loma de gramilla
impulsados para viajar o para quedarse
pero nunca en comité