tus brazos
caen
y caen
indignados
cuándo el chaparrón es amargo

 vas a cerrar la nariz un rato
no es la primera vez
y dejar afuera la mierda
vos sabés caminarla
de la mejor manera para brillar

aunque el corazón chille
un candado le ponés
y abrís amor
la ruta de tus pies amor
la ruta de tus pies son el encanto

voy a hacer un acto redoblado
cuando comience a leer los labios que mienten
voy a gritar dos verdades
no aspiro a la revolución
aspiro a la conversión
y voy hacer música con la grabación de trecientos corazones

un presidiario
con la perla rota
pidiendo romper el mundo
con opaca sonrisa
sobre el mundo
con su juventud errática
 ríe besando una estrella
siendo esclavo del mal,
el mal normal

una mano busca otra mano
en el refugio de lo absurdo
mientras aparentas que el aire es puro
vas a pintarme
los dibujos
venidos de este mundo
ya fantasmas terráqueos

triste criatura

contenta

por patalear sobre la nada

te fuiste tanto tiempo

sin saber que te alejabas

tanto de tí, de tu río

hasta el día que volivste
a los brazos de tu hermano
que golpea tu cara
para volver a reconocerte

te amo
a vos
que no sé quién sos
te amo
por la simple necesidad

habla mi cuerpo
divaga con tomar pociones
de las que matan el tiempo
cantando la veracidad
de los que mueren
sobre las lejanas alturas y peñascos
sin perder el corazón en la mano

no puedes pagar felicidad
en un piano falso
en una canivalesca soledad

para qué hablar de tí
de tus hazañas que llaman a la falta
esta costosa prueba
de mostrar una parte de tí

planeaba armar un cigarro cuando llegue
lo único que quedaba 
era disfrutar lo que quedase
manso esperé el final
y armé con aparente seguridad
la lengua en el papel
y tocarse la boca
para saber que se estaba ahí,
con uno mismo y lo demás,
porque del humo entre los dedos...
nada iba a quedar
solo la ausencia es un sabor en los pulmones

En tu sombra turbia posan las manos del temor que buscan, sigilosas las flores muertas, que devoran nuestros sueños. De rojo y espeso silencio. De letargados besos que no llegan se alimenta mi (c)alma confusa, se adormece en tus gélidos hombros y en paciente espera de una seda entre las nubes, se acurruca a un cuerpo que ya no le pertenece que le dijo adiós cuando no existía la memoria atada a un nombre esquivo a un presente incompleto. Una pérgola de infortunio

sabiendo que los días van a ser más cortos
aunque el sol tienda a ser más caliente
ahora viene el frío de la casa muerta