en tu espalda dorada por el sol
deja que me aferre a tus dedos
mi niño rana, llévame lejos
manos blancas que no ven el cielo
van al medio de la nada acuática
no es traición mi niño rana
pero no me preguntes por qué
solamente allí soy pulsión
y aunque me hunda abrazado a tí
en el fondo del verde lago
nuestros cuerpos juntos dormirán
con mi cola de escorpión
y tu espalda de oro ahogada