3 jun 2017

En tu sombra turbia posan las manos del temor que buscan, sigilosas las flores muertas, que devoran nuestros sueños. De rojo y espeso silencio. De letargados besos que no llegan se alimenta mi (c)alma confusa, se adormece en tus gélidos hombros y en paciente espera de una seda entre las nubes, se acurruca a un cuerpo que ya no le pertenece que le dijo adiós cuando no existía la memoria atada a un nombre esquivo a un presente incompleto. Una pérgola de infortunio