18 feb 2012

:salir / cuerpo:


hospedo la duda, la salamandra cura de humedad a una vieja dermis pública tendida en una silla. El tabique, un escape. A los costados, por las ventanas asoman las cruces de bambú de los ladrones. Esa luz quema la sal, sin dar claridad al recorte, la relación, separación, salto, puentes y redes de pescadores únicos y personales. Sencillo, sin escultura original y carnes llamativamente particulares para las vidrieras de las bocas tontas que sangran el deseo, la envidia, la violencia y el temor. Ahora, alojo recién llegada, a la decisión en un puño. El viento silba el vacío del pasillo, y escapa por el camino estrecho. a Dios, quizás, a las luz, quizás, a la oscuridad, quizás, a la penumbra del tiempo, a los pliegues de las alas de un insecto. Las casas están llenas de osos, que no tienen pavor a mi navegar plus-ultra. a mi baldío, a mi choza. El calambre de las horas se esparce en cielos. Antes del fin, crecen por la sangre las vibraciones que deleitan los oídos epidérmicos. Llanto sin rostro.